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viernes, 19 de diciembre de 2008

Cinco años de cárcel por maltratar a dos niños.

Una tal Dolores G.B, paridora de dos niños- que no madre- porque ser madre es un titulo que se gana con la educación y el cariño que se le da a un hijo, ha sido condenada a solo cinco años por maltratar a los suyos.
El Juzgado de lo Penal 3 de Granada ha emitido la condena para esta señora de 27 años, como autora de dos delitos de maltrato habitual y otros dos de lesiones en el ámbito familiar por dar palizas a sus dos hijos menores.
Esta tipeja llegó a apagarles cigarrillos en el cuerpo y pegarles con un cinturón.
El “padre” es declarado cómplice de los hechos y ha recibido una condena de dos años y medio por ello.
Estos pequeños contaban con tan solo dos y cuatro añitos de edad cuando sus progenitores infringían esa violencia y barbarie sobre ellos.
Según la resolución judicial, la madre -Dolores G.B.-, con el conocimiento y consentimiento del padre -Manuel R.F.-, sometía a los menores a un continuo trato cruel físico, sin que éstos recibiesen ninguna atención o asistencia médica por las lesiones ocasionadas. En los primeros días del mes de diciembre de 2005, los niños recibieron varias palizas de Dolores G.B. "propinadas indolentemente" gracias a la "nula reacción o capacidad defensiva a oponer" de sus hijos.
La sentencia precisa que los menores se hallaban "habituados a actitudes sumisas ante situaciones de abuso parental" mediante el "empleo directo de puños y manos, palos o estacas, cinturones a modo de flagelos e incluso cigarros para infligirles quemaduras cutáneas".
La tarde del 25 de diciembre de 2005, justo el día de navidad, una de la palizas propinadas a uno de los pequeños determinó su ingreso y asistencia con carácter de urgencia en el Hospital Clínico de Granada, posteriormente se examinó al hermano. La niña ingresó "con el rostro completamente deformado", con "hematomas múltiples" y "lesiones traumáticas" en la zona de la cara, la espalda y el torso, mientras que el niño tenía hematomas en el glúteo y las piernas.
Según la sentencia, los menores, sufren secuelas psicológicas como trastornos de sueño y apetito, temor y ansiedad e irritabilidad extremas. Ambos quedaron en régimen de acogimiento desde finales de 2005.
Cinco años no es suficiente, es más se les debiera retirar la capacidad de procrear para siempre.

C.P

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