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martes, 30 de junio de 2009

Los muertos que valen y los que no.

No es me pille “de nuevas” o que tenga confianza en “la justicia”, al menos la que se usa como tal hoy día en este país, pero que se llegue a ser tan descarado a la hora de malversarla es más que sorprendente.

Me refiero al carpetazo que se ha dado en la Audiencia con respecto a la investigación sobre el ataque realizado en Gaza en julio de 2002 y por el que se alegó que estaba dirigido contra un supuesto alto dirigente de Hamás. La bomba arrojada por un F-16 mató al supuesto miembro de Hamás y a otras 15 personas, y añadamos un centenar de heridos.

Y es que un muerto bien vale otros tantos de regalo y los daños colaterales no son importantes. Esa vara de medir no se aplica en todos los casos, eso es obvio, si en vez de Palestinos los muertos fueran de distinta nacionalidad la cosa cambiaba, y si en vez de Hamás se nombrara cualquier otro brazo terrorista también, y es que unos son mejores que otros, al menos así lo venden.

El juez Fernando Andreu que era quien había imputado como crímenes de guerra a siete altos mandos israelíes entre ellos el ex ministro de Defensa Benjamín ben Eliezer, había resuelto seguir adelante con la causa y alegaba para ello que las actuaciones de Israel no eran una verdadera investigación judicial homologable a la de España.

Lógica aplastante porque no se puede ser juez y parte, algo más que conocido, pero 14 votos frente a cuatro, como resultado de la votación en el Pleno, han dado como resulta el respaldo del criterio mantenido por la Fiscalía, que considera que Israel ha puesto en marcha una investigación judicial que tiene preferencia sobre la desarrollada en España por el juez Fernando Andreu.

¿Y a santo de qué (si es que existen ya los santos en este barrizal llamado mundo) en otros casos sí que es lícito juzgar hechos acaecidos en otros lugares y tiempos?

Yo me hago un lío, no entiendo, comprendo, o quizá demasiado... lo que me cuesta razonar es el porqué ese inmovilismo general, y esa permisividad ante unos muertos y la eterna persecución de otros, tal vez porque unos muertos son rentables y otros no.

Cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo ¿Cuál será el resultado?

Carmen M. Padial.

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