Subastar la virginidad.

En sociedades capitalistas ya se sabe: todo se vende, y una vez que se tiene pierde el valor, eso también es cierto. Consumir, consumir, consumir son las tres palabras mágicas de nuestra actual forma de vida.
Aquí lo que se da a consumir es el cuerpo de una mujer, en esta época de “liberación” se pone en venta la primicia en el consumo del cuerpo de estas chicas: una estadounidense y una italiana.
La estadounidense de 22 años pone a subasta públicamente su primera vez para así pagarse su educación universitaria.

Utiliza como pseudónimo Natalie Dylan y declara que "Vivimos en una sociedad capitalista ¿Por qué no debería poder capitalizar mi virginidad?,". Y tiene lógica puesto que ya no hay ni moral, ni principios supremos a los que ceñirse más allá de una visa o una posición x.
No creamos que esta señorita es una inculta sin seso, pues tiene una licenciatura en “Estudios de la mujer” y con el dinero que saque, o le metan, mejor dicho, quiere costearse el postgrado en “matrimonio y terapia familiar”. No sé yo como le sentará a “su futuro” el que la niña haya subastado los bajos ante todo “quisqui”. Pero le debe de merecer la pena la suma de medio millón de dólares que es la cuantía que ella espera conseguir.
Ebay ha rechazado la subasta, así que por lo visto se hará en un burdel (algo muy propio en este caso) El Moonlite Bunny Ranch, donde precisamente trabaja su hermana, para pagar deudas universitarias. Los principios capitalistas están bien enraizados en esta familia, como buenos americanos.
La italiana se costea más cara, pide un millón de euros.

Tiene 20 años y sale de la telebasura, un Gran Hermano italiano y dice que no sabe que es el sexo, saldrá de alguna caverna por el desconocer, no el practicar claro está.
Se llama Raffaella Fico y anunció su subasta en la revista “Chi” diciendo que lo hace para comprobar si alguien es capaz de pagar para tenerla…esta señora no se ha paseado por las últimas páginas de cualquier periódico, la de contactos, donde la carne humana se vende cual articulo más de consumo.
Dice que le dará vergüenza comprobar que alguien paga por tenerla, pero que ese dinero le servirá para cumplir sus sueños: comprarse una casa en Roma y pagarse un curso de interpretación.
Esperemos que no cunda el ejemplo y esto se vuelva la solución a la vivienda, “Denos la virginidad de su hija, y chalet adosado gratis”, o hacer mantener la virginidad a la susodicha en espera de que dé comienzo su carrera en la universidad, que los estudios son muy caros.
Esta última dice que con un vaso de vino, olvidará si es feo el candidato ¿Cómo olvidamos el resto lo abominable que es la faz de la sociedad a la que derivamos?

C.P.