La victoria en las urnas de Ahmadineyad ha desatado una oleada de disturbios en Teherán, capital de Irán, ocasionados por los seguidores de Husein Musavi, líder de la oposición.
A nadie sorprende ya que la prensa occidental ningunee los resultados electorales y los califique de fraudulentos, como ha sucedido en todos y cada uno de los comicios donde han vencido los opositores al imperialismo estadounidense. “Sería de lamentar que a causa de ese comportamiento irregular del régimen, la desesperación de los iraníes desembocase en situaciones de grave violencia” lamentaban los medios de comunicación americanizados y, como una profecía, ahí están, los conflictos y la violencia contra el gobierno vencedor de las elecciones.
Todos los medios de comunicación hablan de la opacidad del recuento electoral, pero comprendan que dudemos de su veracidad. desde el Movimiento Social Republicano. Su campaña contra el gobierno de Irán lleva años en marcha. Las críticas contra Ahmadineyad son inyectadas desde el exterior y encuentran su caldo de cultivo entre los sectores más favorables al liberalismo económico. Cabe preguntarse, ¿desde dónde se organizan realmente estos disturbios? ¿No estamos acaso ante un nuevo intento de “revolución” naranja o rosa, al estilo de la ucraniana y georgiana, que desembocará finalmente en gobiernos pro-estadounidenses para mayor gloria del imperio del Homo economicus?
A nadie sorprende ya que la prensa occidental ningunee los resultados electorales y los califique de fraudulentos, como ha sucedido en todos y cada uno de los comicios donde han vencido los opositores al imperialismo estadounidense. “Sería de lamentar que a causa de ese comportamiento irregular del régimen, la desesperación de los iraníes desembocase en situaciones de grave violencia” lamentaban los medios de comunicación americanizados y, como una profecía, ahí están, los conflictos y la violencia contra el gobierno vencedor de las elecciones.
Todos los medios de comunicación hablan de la opacidad del recuento electoral, pero comprendan que dudemos de su veracidad. desde el Movimiento Social Republicano. Su campaña contra el gobierno de Irán lleva años en marcha. Las críticas contra Ahmadineyad son inyectadas desde el exterior y encuentran su caldo de cultivo entre los sectores más favorables al liberalismo económico. Cabe preguntarse, ¿desde dónde se organizan realmente estos disturbios? ¿No estamos acaso ante un nuevo intento de “revolución” naranja o rosa, al estilo de la ucraniana y georgiana, que desembocará finalmente en gobiernos pro-estadounidenses para mayor gloria del imperio del Homo economicus?
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