Celestino Corbacho, Ministro de Trabajo e inmigración, ha lanzado una propuesta para dar el voto a los inmigrantes incluidos los no comunitarios, serían más de dos millones de nuevos ilusos dispuestos a llenar la barriga de los politicuchos.
Cada cierto tiempo sufre una recaída de este tipo el lado izquierdo del gobierno, aunque el lado derecho no desdeña la posibilidad, sobre todo si tuviera la certeza de así conseguir erigirse en el poder.
Ya lo hizo en su día Jesús Caldera, concretamente en el verano del 2006 en una proposición no de ley que se aprobó en el congreso para quedar en proceso de hibernación (por fortuna). Pero a ninguna hiena de la Moncloa se le pasa por alto la importante mina de votos que se esconde tras la plaga inmigrante que en algunas ciudades grandes decidirían aplastantemente el color del gobierno municipal. Pero cual serpiente saben muy bien que han de ser cautelosos para no enfadar a los españoles que aun quedamos, no sea que sufran un varapalo por avaricias, el proceso de lavado de cerebro general en cuanto a lo buenos que son los inmigrantes, el bien que nos hacen, el sostén que nos dan a la economía y lo malo malísimo que es ser racista (racista: dícese del que siente orgullo de su nacionalidad según la deformación actual) o rechazar su avalancha invasora que es tan solo debido a una incomprensión de culturas como eso de acostarte con tu prima de 10 años o pegar con un cepillo de dientes a tu mujer como manda tu “dios”, encima nos hacen sentir culpables de no entender estas “costumbres”. Así pues muchos españoles acatarían la decisión, me temo, de aceptar el voto inmigrante, porque además los esfuerzos para aceptarles por cojones, es cada vez más tenaz y la persecución del español que se defiende o protesta por el robo de identidad nacional que sufrimos a diario es apabullante, así que o comes cucús y te dejas de jamón serrano y tortilla de patata o te llevan preso por intolerante.
Es como si invitas a alguien a cenar a tu casa, y el invitado al ver el color de las paredes de tu salón dice que no le gusta y lo quiere de otro, y tú te tienes que callar y llamar al pintor si no quieres que el invitado llame a la policía y te eche de tu casa.
Si se lleva a cabo esta reforma para las elecciones municipales del 2011 el censo se incrementaría en unos 2.039.836 más de votantes extranjeros en edad de votar. En diciembre del 2007 el número de extracomunitarios era de 2.357.218, según la Secretaría de Inmigración, claro.
Madrid dejaría en manos extranjeras 9 representantes, Almería daría 5, Málaga entre 5 y 6, en Valencia decidirían entre 7 y 8 concejales, Alicante entre 8 y 9, en Barcelona es donde más peso tendrían los extranjeros donde 17 serían los elegidos por el inmigrante, afectando a más del 40% de la dirección del ayuntamiento. Así pues ¿cómo no mimarles y cuidarles? Son la gallina de los huevos de oro.
Arawn.
sábado, 31 de mayo de 2008
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