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miércoles, 8 de abril de 2009

La Dignidad Llega a La Moncloa.

Tras recorrer 800 kilómetros desde Barcelona a Madrid, zigzageando de pueblo en pueblo, la dignidad alcanzó el Palacio de La Moncloa. ¿Acaso vino de la mano de Zapatero? Obviamente, no. La dignidad vino a los pies de tres trabajadores en paro; sus nombres: José Manuel, Antonio y Miguel.

Los días 1 y 2 de este mes de Abril, la Delegación madrileña del Movimiento Social Republicano estuvo con ellos en su improvisado campamento frente al palacio presidencial. Les brindó apoyo, les llevó víveres y tuvo la ocasión de entrevistarles.

MSR – José y Antonio, habéis andado más de 800 kilómetros desde Barcelona a Madrid para acabar apostados frente al Palacio de La Moncloa. ¿Cómo surgió esta idea?

José – Todo empezó al no poder acceder a las ayudas que el Estado y los medios de comunicación habían publicitado, esas ayudas que el Estado ha dado a los bancos y que los bancos deberían dar a la gente. Ante la imposibilidad de solucionar nuestros problemas económicos, Antonio y yo nos colgamos de una grúa a 30 metros del suelo con una pancarta reivindicativa. Este acto sólo sirvió para que acabásemos en comisaría, pero, lejos de darnos por vencidos, decidimos hacer algo que llamase más la atención de la gente.

La idea de venir a La Moncloa surgió el día en que Antonio acudió a su sucursal del banco BBVA para solicitar una de las ayudas anunciadas por Zapatero; el director del banco, como negativa a la concesión del crédito, contestó irónicamente: “ve a La Moncloa y se lo pides tú mismo”. Y aquí estamos. El hecho de venir andando es simbólico. Dado que el sistema capitalista, los bancos, nos dejan sin nada, los únicos medios que tenemos para llegar a La Moncloa son nuestros pies.

MSR – En tu caso, Miguel, ¿por qué decidiste unirte a la protesta?

Miguel - Me encontré en la misma situación que mis compañeros. Cuando fui a pedirle ayuda a la alcaldesa de la localidad donde vivo, que es del PSOE, ella me preguntó por quién había votado yo en las elecciones municipales. Yo no voté, y así se lo dije. Entonces ella me contestó que fuese a pedirle la ayuda a quien yo hubiese votado.Decidí sumar mi apoyo a esta iniciativa y también yo vine caminando desde Barcelona, pero a mitad de recorrido a mí me recogió un camión y me trajo a Madrid.

MSR - ¿Qué esperáis conseguir con esta protesta?

José – No te voy a engañar; ya lo he comentado en otras ocasiones. En un principio esto era una protesta por una situación personal de Antonio y mía. Sin embargo, a lo largo del camino, fuimos conociendo mucha gente y nos implicamos con ellos. Buscábamos ayuda y al final resultó que nos convertimos en el apoyo de muchas personas: sin quererlo nos vimos como portavoces de una situación que viven millones de personas en España.
No queremos que se nos resuelva a nosotros la papeleta, sino que las actuaciones que supuestamente se están llevando a cabo sean veraces; que los políticos dejen de salir en los medios de comunicación con su sonrisa diciendo que van a ayudar a las familias y los trabajadores... ¡mentiras!; que realmente esas ayudas, si existen, lleguen a quien tienen que llegar; y si no existen, que den la cara y reconozcan que nos han engañado, cosa que es muy difícil.

MSR - ¿Cuánto tiempo lleváis de protesta?

José – Si contamos desde el día en que salimos de Barcelona, llevaríamos cuarenta y tres días: veintitrés de camino y otros veinte que llevamos aquí, en este pequeño “chalet”.

MSR – Y en estos veinte días que lleváis frente a La Moncloa, ¿os ha atendido alguien del palacio?


José – Dos personas, y para reconocer veladamente que nos están engañando a todos, pero que si nos mienten es porque el Gobierno hace lo que debe hacer: ocultar la verdadera situación para no crear alarma social.

Y por eso seguimos aquí, para que no se engañe a la gente y que la sociedad despierte un poco, que salga a la calle y reclame lo que es suyo. Todo el dinero que han estado arrancando a los obreros durante años, en algún sitio tiene que estar y es nuestro, ¡que vuelva a quien se lo ha ganado!.

MSR – Y a vosotros, ¿os acusan de crear alarma social?

José – Sí, básicamente. - «Oye, ya habéis conseguido lo que queríais» - o, en otras palabras, “ya habéis molestado bastante”. - «Recoged las cosas y marchaos».

MSR – Hay quien os ha insinuado que servís a la oposición.

José – Sí, que veníamos por alguna otra entidad, o bien por el PP o por algún sindicato incluso, que éstos son para darlos de comer aparte.Estamos asqueados de todo este tipo de situaciones. Si mis compañeros o yo perteneciésemos a la oposición o algo parecido, estaríamos aquí pero tendríamos nuestro chalet en La Moraleja, y de aquí nos iríamos para allí a dormir. No es nuestra situación. Nosotros estamos en el paro, en la puta calle, y quienes escuchen o lean esta entrevista que se lo piensen, porque también tienen la cosa un poco jodida en el futuro.

MSR – Háblanos de tu experiencia en los sindicatos, José.

José – Yo era delegado sindical, lo que podría haberme evitado el despido, pero me asqueé de la situación. 50 compañeros míos iban a ser despedidos de la empresa; los representantes de los sindicatos mayoritarios estaban “dándose besitos” con el empresario y vi claro que ninguno de los representante de los trabajadores pintábamos ya nada en la negociación. Los sindicatos lucharon no para evitar el despido, sino para que la empresa pagase dinero por cada finiquito. ¿A quien? Pues a los propios sindicatos, en concepto de abogados para los despedidos. ¿Acaso la cuota que pagaban religiosamente los afiliados no cubría dichos gastos? Y después, ¡que organicen los sindicatos una huelga!: con lo que se ahorra el empresario en los sueldos de los huelguistas, paga las peticiones de los sindicatos.

El que hoy en día esté en un sindicato o comité, o asume la situación de vendido y mercenario o se está engañando.

Yo acabé muy cabreado, dejé el tema sindical, lo que me dejó con el culo al aire, y así he acabado aquí.

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