
Con la marea se intentó de nuevo el rescate por parte de los expertos y voluntarios que estaban en ello, la ayuda de unos 150 residentes que trabajaron durante todo el día para mantener hidratados a los cetáceos sirvió de mucho.
El departamento local de Parques y Vida Salvaje vigilará las próximas horas que las ballenas rescatadas vuelvan a quedar atrapadas en aguas poco profundas.
Desde finales de noviembre, unas 200 ballenas han muerto asfixiadas en la isla de Tasmania y otras playas del sur de Australia.
Este fenómeno se atribuye, según los científicos, a que el sonar de los grandes barcos les conducen a las costas o quizá sean dirigidas por un líder de la manada que esté enfermo o desorientado.
C.P
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