Luc Rousselet, director de la fábrica que la empresa farmacéutica 3M tiene en la localidad francesa de Pithiviers, al sur de París, ha sido secuestrado por sus empleados para presionar en las negociaciones que se están llevando a cabo ante la perspectiva del despido de 110 empleados en el mes de septiembre.
La empresa está especializada en química y la producción de fármacos.
"Esta gente tiene más de qué quejarse que yo, y sabía que corría este riesgo viniendo aquí", admite el directivo, que no se sorprendió ante la retención que vive por parte de los trabajadores.
La empresa está especializada en química y la producción de fármacos.
"Esta gente tiene más de qué quejarse que yo, y sabía que corría este riesgo viniendo aquí", admite el directivo, que no se sorprendió ante la retención que vive por parte de los trabajadores.
Rousselet está en esta situación desde el martes, que durante esa tarde pensaba iniciar las modalidades del plan social que se aplicará en empresa, y de repente se encontró encerrado con unos veinte trabajadores en su despacho.
Los trabajadores no piensan dejarle marchar hasta que acceda a unos términos más favorables para los 110 empleados que se enfrentan al despido.
Piden más dinero para la plantilla saliente, garantías para los que se quedan y el pago del salario para aquellos que han hecho huelga sobre el plan de despidos.
"Hasta que tengamos un compromiso de 3M de que aumentarán el dinero y de que están listos para discutir nuestras condiciones para las negociaciones, el señor Rousselet tendrá que quedarse aquí", declaró el representante de los sindicatos, Jean-Francois Caparros.
"Todo el mundo está muy motivado. Esta actuación es nuestra única moneda de cambio, pero no hay agresividad", declaró el sindicalista.
En diciembre la dirección anunció el despido de 110 empleados y el traslado de 40 personas a una sociedad que se instalará en Pithiviers a lo largo de 2009.
Encerrar a los jefes no es una táctica que en Francia sea de nueva aplicación, ya a principios de este mes, los empleados de una fábrica de Sony retuvieron al presidente y al director de recursos humanos de la rama francesa de la compañía, de esta forma consiguieron unas mejores condiciones para los trabajadores que eran despedidos.
Los empleados están haciendo turnos de cuatro horas para impedir al director abandonar su despacho.
C.P
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