CxLE

Horario sede del MSR Madrid.

sábado, 3 de enero de 2009

Los deseos no se esperan a que se cumplan. Se lucha por ellos.

¿Feliz 2009?
Dichosas palabras que todos hemos lanzado estos días.
Presurosos y con sonrisa fácil, por doquier se han lanzado. Con falsedad, con verdad, por cumplir o “por que tocaba” y ya está.
Igualmente, y “porque toca”, decidimos emprender colosales hazañas para el nuevo año, colosales porque cada vez somos más “enanos”.
Quehaceres que año tras año retomamos y jamás terminamos. El dejar de fumar, el dejar de comer tanto para ponerte en “línea”… dejar de hacer lo que nunca dejamos de hacer. Somos el más débil de los guerreros frente a nosotros mismos, ¡qué gran enemigo el del propio foro interno!
¿Por qué nadie se propone el dejar la usar la mentira? ¡Cuántas lágrimas caerían!, y cuanta careta ya esculpida en la cara de alguno seríamos incapaces ya de arrancar…
Nos proponemos grandes hazañas, y no la búsqueda de los pequeños logros, los que te hacen avanzar en lo sólido.
Las arenas movedizas son engañosas, crees que vas a pisar terreno firme, y cuando te quieres dar cuenta, estas hundiéndote o engullido ya en él. Ese terreno que se te antojaba seguro, pero es que tan solo confiaste en uno de tus sentidos, y no en todos.
Yo solo creo en una cosa, y es en el trabajo.
No deseo deseos, es mejor ponerse a trabajar en ello.
El trabajo, solo ello consigue algo útil y seguro, pero el trabajo requiere de la creencia. A menudo depositamos esa creencia en otro y sin el impulso interior del cuerpo que sirve de arma al espíritu que nos da el ser, nada podremos jamás ser o aspirar a ser. Actualmente todos pareciéramos huecos y oxidados.
Se pierde el tiempo en llantos, en quereres imposibles, en esperar de otro lo que tiene que venir de uno mismo, esperar, esperar… cuanto hastío de árboles secos aferrados a un suelo ya carcomido, podrido y desértico. El árbol posee el conocimiento pero no posee movimiento, ¿qué nos inmoviliza? ¿El creernos árbol en vez de humanos o el no creernos nada? Más bien es lo último.
El hombre del campo o de la mar, sabe que solo sus manos le dan el sustento, solo esas dos manos hacen que puedan recoger el fruto precisado para la continuidad en el poder dar de comer a los suyos; y el avance, el poder darles una educación, un hogar, procurarles atención en salud si hiciera falta. Creen en ellos, porque saben que el fruto del trabajo de sus manos les proporcionará los frutos de la tierra o la mar.
Pretendemos que esto avance sin el ejercicio diario y constante de esas manos, esas manos en conjunción con la mente, y con el motor del corazón. Esa trinidad parirá la verdad que imprimirá en el pueblo la necesidad de mirar hacia nosotros, eso y solo eso.
Unos solo son bueyes que hacen girar la rueda del molino, otros solo gestan escrito tras escrito que de una estantería o las hojas de revista o libro no saltan, y otros, mucha pasión con un descontrol que raya en un suicidio shakesperiano.
A menudo, y con tanto divagar, pareciera que defendiéramos una mentira, de tan imposible que vemos el ver nuestro movimiento más allá, y esa es la imagen que damos a nuestro pueblo. Porque por muy perdido que este, por muy corrupto, por muy sionizado que haya sido, es nuestra gente, yo me siento esa gente, a veces tan engañada como ellos, tan perdida como ellos, tan estúpida como ellos, y tan sionizada como ellos. Porque yo, sin ellos no soy, porque solo creo en el avance de la totalidad de la comunidad, y que, con individualismos, o sectarismos o creencias de estar por encima y libres de pecado, es estar más y más hundidos en esas arenas movedizas llamadas patriotismo.
Hay que ser árbol, enraizar fuerte en un buen suelo, un suelo libre de rastrojos y malas hierbas, que haya un buen segador presto a arrancarla en cuanto crezca. Hay que observar, aprender y crecer con firmeza, poco a poco. No hay que aceptar el fruto ajeno como propio, hay que esperar solo el que nosotros con nuestras manos germinemos, porque un manzano no debe esperar dar peras ni pretenderlo, o creer posible dar ambas, eso es imposible. Y ese árbol ha de dar sombra que proteja, cuando haya un sol de “injusticias” y de frondoso nos reste el azote de las lluvias que arremetan, pero a su cobijo, debe de haber buenos hombres recolectores y portadores de sus frutos, que acaben siendo valorados por el resto de la gente que no se encuentra a la sombra de ese árbol.
Así que en vez de tanto desear y desear, trabajad y trabajad, que solo del trabajo parió el ideal, que del llorar, mentir y soñar jamás se pudo sacar nada que valiera de verdad.
Os deseo un duro, tenaz y laborioso 2009, que la felicidad es para el que dice que todo lo tiene o el que hace lo suficiente para merecerla.



Carmen Padial.

No hay comentarios: