Un bebe lanzado vivo al mar.

Hace unos días, el pasado domingo, mientras celebrábamos la resaca de la navidad y nos dirigíamos a la de año nuevo, comíamos opíparamente y reíamos pródigamente, algunos, un bebe fue hallado muerto en las playas malagueñas.
Fue algo que relaté en uno de mis blogs, algo que pensé que tan idiotizados como estamos con políticas, políticas, partidos y partidistas, no iba a importar en este espacio. Al igual que pienso que muchos pensáis que es excesiva la cobertura sobre los hechos en Gaza. Pero es que no puedo con las inhumanidades del ser “humano”, qué le voy a hacer.
Deambulamos hacia la autodestrucción, no hay fe, no hay honor, no hay principios, no hay respeto y un egoísmo enquistado en el alma general.
El bebe al que me refiero en un principio se creyó que estaba muerto antes de ser lanzado al mar, hoy se demuestra, tras efectuarle la autopsia que fue lanzado vivo, ¿imaginan?
Era una niña, de apenas unos días de edad, estaba viva cuando la arrojaron al mar, como despojo, como una abortista que deja un trozo de sí en el cubo de una clínica pero en esta ocasión ya le había visto sonreír y sostenido en sus brazos.
En el examen forense, llevado a cabo este lunes en el Instituto de Medicina Legal, se detectó la presencia de agua en los pulmones y en otros órganos internos de la pequeña. Esa fue su estancia en el mundo actual de los hombres. En estas bestias nos hemos convertido.
Sociedades son valores espirituales ni superiores, egoístas desalmados. Esta es la sociedad del siglo XXI.

Carmen Padial.