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miércoles, 28 de enero de 2009

Las atrocidades cometidas por Ejército de Resistencia en el Congo.

Navi Pillay, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, expresó hoy su "profunda consternación por los continuos abusos de los derechos humanos cometidos a manos del Ejército de Resistencia del Señor (LRA)" en la República Democrática del Congo (RDC).
Manifestó su preocupación porque las operaciones conjuntas entre las diferentes fuerzas contra los rebeldes de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) pueden poner en peligro a la población.
Los informes ya aseguran que esta operación conjunta “ha tenido un impacto negativo en las fuerzas de paz de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC), así como en varias agencias de la ONU y organizaciones humanitarias" en su intento de proteger a la población civil.
La Alta Comisionada hizo un llamamiento de respeto a los derechos humanos y las leyes internacionales.
Según investigaciones de la ONU, el LRA ha matado a cientos de civiles acusándoles de ayudar a las fuerzas del gobierno, ha protagonizado secuestros y ha reclutado y torturado a menores. Hambre, desnutrición, sida, malaria o tuberculosis se suman a una situación alarmante.
El Comité Internacional de la Cruz Roja lanzó un llamado a los involucrados en el conflicto armado en la región de Kivu Norte especialmente para detener el reclutamiento de niños en las fuerzas armadas. Así mismo recordó que se debe proteger a la población civil de la violencia y de ataques contra su honor, especialmente violaciones y otro tipo de agresiones sexuales.
Desde 1998, cuando Ruanda y Uganda invadieron el país, han muerto casi cinco millones y medio de personas en la República Democrática del Congo, y desde hace unos meses los ataques se han recrudecido.
El gobierno congoleño recrimina a Ruanda de apoyar a Gen Nkunda (acusado de ser el responsable de numerosos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad) con tropas y artillería pesada. Ruanda lo niega pero en el pasado, ya invadió en dos ocasiones a su país vecino. El presidente ruandés Paul Kagame es un ex rebelde tutsi que terminó con el genocidio que se cobró la vida de unos 800.000 tutsis y hutus moderados.
El ejército congoleño fue acusado de colaborar con los rebeldes hutus y de explotar las minas de la región, de paso.Así que es más que probable que Ruanda esté utilizando a las fuerzas de Nkunda para que la República de Congo desarme a las milicias hutu.
La ONU mientras tanto y tal que en Palestina, nada hace.
A pesar de que tiene 17.000 fuerzas de paz desplegadas en el territorio, la mayor de las misiones que tiene en todo el mundo. Son los mismos congoleños los que acusan de pasividad a los cascos azueles que parecen solo turistas allí apostados.
Ambos bandos han sido acusados de llevar a cabo atrocidades contra los civiles, principalmente violaciones masivas. Muchos de los que huyeron duermen a la intemperie y dependen de la voluntad de la gente nativa, de organizaciones no gubernamentales para recibir alimentos, pero muchos están muriendo por desnutrición.
“Las multinacionales se alían con los poderes locales e imponen milicias en uniformes de todos colores (para distinguir por dónde se puede o se debe pasar, hay que ser mago). Alguna vez existieron milicias de defensa del pueblo, incluso policía, pero como el Estado no tiene recursos, al no ser pagados, los policías se convierten en parte del problema: roban, amenazan, raptan y violan.”
“Sin Estado, un país, grande o pequeño, es presa fácil para los depredadores. Sobre todo cuando hay muchos intereses que se cruzan y alianzas que se arman y se desarman según va modificándose el contexto. Un país donde los funcionarios, los profesores y los policías no han sido pagados durante años no puede ser estable ni funcionar con cierta normalidad. A eso se suman los intereses de las grandes potencias, las influencias que éstas quieren ejercer en la zona, como en los mejores tiempos de las colonias. Y luego están los vendedores de armas. Cuando piensas en todas estas variables te preguntas: ¡cómo es posible que aún quede gente en el Congo!”
“Se necesita la voluntad política de las grandes potencias para que se pueda restablecer la paz y normalizar el país. Mientras las grandes potencias sigan apoyando las incursiones de tropas extranjeras en el territorio congoleño, mientras se siga tolerando el robo de los recursos naturales del Congo, poca suerte tendrán mujeres y hombres en la reconstrucción de un país muy rico pero que hoy en día es muy pobre.”

Declaraciones de Cecilia Díaz trabaja para una ONG europea.
C.P

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