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martes, 10 de marzo de 2009

Muerte autorizada de un lobo ibérico.

Con la intención de reducir ataques a la ganadería estabulada, el Plan de Conservación y Gestión ha autorizado que se diera caza a un lobo ibérico.
No era lobo, era loba, una hembra de entre 4 y 5 años de edad, 35 kilos de peso y que se movía por el paraje Valgordo de la localidad salmantina de Zamayón, donde el ganado había sufrido ataques en los últimos meses.

Lógicamente el ganadero ha de comer, pero si se recuerda que la Junta aprobó el 3 de abril de 2008 el Decreto con el que se daba vida al Plan de Conservación y Gestión del Lobo en Castilla y León. Una inversión que suponía 5.765.000 euros para sus primeros diez años de vigencia, que como objetivos tenían los de asegurar el mantenimiento de un estado de conservación favorable de la especie, y minimizar el conflicto social, choca ver este tipo de acciones, cuanto menos. Que ahora vengan a pegarles tiros...como que los más de cinco millones de euros se los podían haber guardado, porque la hipocresía no es tan cara, vamos digo yo.

El método de pegarle un tiro a un animal no es minimizar el conflicto que pueda haber ganadero/animal, ese método ya existía sin los cinco millones, pero desperdiciar el dinero público, por eso de que es público y no del que reparte, es muy fácil.
La patrulla de la Junta de Castilla y León abatió al primer lobo el pasado 9 de enero en Valdelosa, este es el segundo.

Entre las medidas adoptadas por la Junta existe la del fomento de los perros guardianes destinados a proteger las fincas ganaderas, la instalación de 15 vallados protectores convencionales y 30 vallas eléctricas entre las provincias de Ávila, Salamanca y Segovia.
Anualmente se convoca un plazo de ayudas para paliar los daños producidos en Castilla y León por lobos y perros asilvestrados a ganaderos.

Por último, existen proyectos en diseño y en ejecución destinados a desarrollar medidas destinadas a la investigación y seguimiento de la especie, pero de este modo salvo un rastro de sangre poco más van a seguir.

Carmen Padial.

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